Norcorea, la rémora del este asiático


Estuve buscando en mi mente un adjetivo que retratara de cuerpo entero la actitud mezquina, interesada, antojadiza, burda, provocativa, entre otras cosas, con la que se maneja en la comunidad internacional y en sus relaciones con sus más cercanos vecinos el régimen de Corea del Norte y más que un adjetivo me decidí por el sustantivo femenino “rémora” que puede tener el significado de “pez marino tropical que se adhiere a otros de mayor tamaño para comer los restos de lo que aquel pesca para sí”; o bien, puede tener la acepción de “cosa que detiene, impide o dificulta un proceso, un proyecto o una acción”; valores lingüísticos que indistintamente muestran lo que realmente representa Norcorea en medio del progreso, tranquilidad y ambiente de buena vecindad y cooperación en que viven los más de 1,500 millones de personas en el Este Asiático o Asia Oriental.

A finales del pasado año y, a propósito de la muerte del entonces líder norcoreano Kim Jong Il y del ascenso al poder de su hijo y sucesor Kim Jong Un, me arriesgaba a  pronosticar en esta misma columna, cito: “luego de que este veinteañero resuelva su nido de poder interno deberá… enviar una señal al exterior de que aún siguen vivos y de que mantienen la intención de vivir a costa del miedo y del terror… Y para ello… habrán de cometer la imprudencia de atacar, o por lo menos provocar un conflicto con Corea del Sur o con Japón…” termina la cita.
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